Hoy me gustaría rendir un pequeño homenaje a un hombre que devolvió El Chorrillo a la vida.
Se trata de don Antonio.
Este hombre comenzó con muy poco y ha terminado con mucho. Nunca se quejó de nada.
Él solo lo hizo todo. Algunos voluntarios, entre los que me incluyo, que venían del Barrio de Los Morenos, le ayudaban al principio.
Sé que había vándalos que le rompían las obras por la noche. A la mañana siguiente, don Antonio se encontraba con parte de su obra rota. Pero él nunca se quejaba. Continuaba trabajando como si tal cossa. Nosotros le decíamos:
-¡Antonio! ¿Te ayudamos?
Y él contestaba:
-Pues lo que queráis. Pero yo no tengo dinero para pagaros.
-Nosotros somos voluntarios. No queremos dinero.
El mejor amigo que don Antonio tenía era su coche. Un Citroen dos caballos que pasó también sus penas con él porque iba cargado hasta los topes. En algunas ocasiones, nos decía:
-Poneros al paso a nivel de La Unión porque mi coche es muy pequeño y no va a poder subir. Si lo paro ya no subo.
Un día, tuvimos que parar en el paso a nivel un tren porque el Citroen se quedó atascado por culpa de una descargada involuntaria que hubo atrás en su coche debido a la carga que llevaba. Nosotros recogimos todo lo que quedó sobre la vía.
Don Antonio nos lo agradeció mucho.
También le ayudábamos en los vertederos que había más arriba donde se descargaban escombros de obras.
Si nos ves desde Arriba, nosotros no te olvidamos y te recordamos.
Ahora, quiero compartir con vosotros unas cuantas fotos de aquella época.
Vista del Chorrillo al fondo y los primeros los árboles que se plantaron allí gracias a don Antonio.
El resto de la historia es de sobras conocida.
Gracias a don Antonio, tenemos un lugar donde podemos ir a descansar y a meditar tranquilamente, incluso, llevarnos un libro y leerlo a la sombra de sus pinos.
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